viernes, 16 de mayo de 2008

CARTA DE UN TERRORISTA

TRADUCCIÓN DE UNA NOTA ARRUGADA Y SUCIA -ENCONTRADA EN UN CONTENEDOR DE BASURA- DE UN TERRORISTA DE ALQAEDA QUE FUE ENVIADO DESDE ORIENTE MEDIO A LA CUENCA BOLIVIANA, CUYOS PLANES SE DETALLAN EN LA MISMA Y, AL PARECER, EL QUE LA ESCRIBIÓ, SE DESANIMÓ A ÚLTIMO MOMENTO DE DEPOSITARLA EN EL CORREO.

Hola Jabibito:

Te cuento mis desventuras amigo Estafá Poco,

No sé para qué me enviaron a este país; todo es una “macana”. Por ejemplo, cuando llegué al Aeropuerto Internacional Jorge Wilsterman de Cochabamba, con la misión de secuestrar un avión de Lloyd Aéreo Boliviano, para convertirlo en misil contra algún edificio, me encontré que en esta ciudad no existen edificios altos como para sobre volar la ciudad y estrellarme contra alguno de ellos.

Por otra parte, resulta que esta línea aérea ya había sufrido un acto terrorista. Se me adelantaron sus altos ejecutivos, los pilotos y también los trabajadores. Pero no usan como nosotros explosivos de ningún tipo; sino que tienen sus agentes infiltrados en las Agencias de Viajes, que secuestran a sus pasajeros todo su dinerito que se prestan con altos intereses bancarios o de usureros sinvergüenzas. Luego gastan el producto de su robo, pagando sus deudas personales y también un poco de la empresa. Por eso es que ya no pueden comprar combustible para sus aviones.

Como no pude encontrar aviones, fabriqué una bomba biológica y la hice explotar en el mercado principal que en ese momento se hallaba repleto de gente. Resulta que una parte de las bacterias y virus de mi bomba casera, murieron inmediatamente en los estómagos de los cochabambinos; otra parte sucumbió por la contaminación y mugre que están regadas por todo este centro de abasto. Los basureros y calles están repletos de perros, ratas, gusanos y moscas que se comieron el resto de mi bomba. Sus habitantes no mueren con nada; ni siquiera con el cólera que hace muchos años tuvo la pésima idea de venir por aquí; no solamente no los enfermó, sino que el cólera desapareció de la faz de la tierra para siempre.

Entonces tomé la decisión de construir una bomba química. Me dirigí a la Universidad Mayor de San Simón, con la intención de hurtar algunos reactivos y otros elementos químicos; pero cuando entré en su laboratorio, no encontré nada de nada; tan sólo había allí unos frasquitos de vidrio vacíos. Así que fracasé totalmente tratando de fabricar una bomba química.

Como me salió todo mal en los intentos anteriores, decidí preparar un coche bomba. Robé un automóvil que se apagaba a cada rato y lo llené con explosivos que logré sustraer del sindicato de mineros ¡Qué desgracia amigo Estafá, no pude llegar al Consulado Norteamericano! No bien me introduje en el tráfico de las calles de esta ciudad, la policía me detuvo y me pidió mi licencia. Como no la tenía, me sacaron mi último dinerito como coima; pero no revisaron el vehículo para nada.

Después me di cuenta del porqué la policía no se preocupa de revisar los automóviles ni sospecha nada. Pues aquí es imposible circular por las vías. Estuve casi tres horas en un embotellamiento vehicular. Después nos informaron que se trataba de un paro movilizado que realizaban los transportistas federados, vecinales y provinciales, que están en “champa guerra” entre ellos. Este bloqueo duró más de una semana. Tuve que vender toda la dinamita que coloqué en el auto para poder comprar comida a los bloqueadores, ya que no tenía ni un centavo en el bolsillo.

Entonces decidí elaborar una pequeña bomba incendiaria y me dirigí a la Refinería de Valle Hermoso. Ya adentro, encontré unos tanques enormes donde se almacena gas natural. Subí a la parte alta de estos tanques y todos estaban abiertos; no había en ellos ni un milímetro cúbico de este energético. Sin desanimarme, me encaminé a los almacenes donde se guarda las garrafas de gas licuado ¿Qué crees? ¡No había allí ni una sola garrafa! Parece que un poco de la producción venden a los ciudadanos y todo el resto se la llevan de contrabando al Perú ¡Qué desastre, estando vacíos los tanques y almacenes, no pude hacer estallar nada!

Así que avergonzado, sin éxito y sin dinero, no me quedó otra opción que rogarle a un camionero para que me lleve hasta la frontera con Brasil como ayudante. El camionero me dijo que tardaríamos más de 1 mes para llegar; porque el Sillar todavía se encuentra inestable y se cayeron varios puentes. Además que no sabemos todavía el estado en que quedaron los caminos, después de las inundaciones que hubieron a principios de año en el oriente. Bueno, ojalá Alá, allá me pueda hacer llegar, donde espero tener más suerte.

Chao Jabibito Estafá y que Alá nos ilumine para que nunca vengamos por Cochabamba. Aquí no tendremos ningún futuro:

Atentamente,


ALÍ AMA A ALÁ

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